En primavera, en el tiempo de las cerezas y las picotas, y en el año de una buena cosecha que hay tanta cereza y picota en los mercados que acabas aburriéndote de comprar y comer de lo buenas que están.
Después, agenciarte un buen orujo en alguna bodega tradicional o en algún pueblecillo que hagan orujo de forma tradicional.
Un poco de azúcar, una ramita de canela, un clavito. Azúcar, yo suelo tener de referencia en mi memoria 180 gr azúcar por cada litro de orujo. Y como nunca sabes cuánto orujo va a caber cuando hayas terminado de rellenar el bote con las cerezas, pues hasta que no mido el orujo que meto, no sé cuánto azúcar debo de meter en cada bote que dejo macerando.
Las cerezas las dejo en maceración y en la oscuridad, olvidadas en algún armario de la cocina, desde la primavera hasta Navidad. Sólo entonces estreno el primer bote. Los demás siguen en la oscuridad y reposando en el armario. Si vieras que lo quieres más dulce porque las cerezas no han terminado de endulzar al gusto de tu paladar, pues muele un poco de azúcar e incorporálo en ese momento y deja reposar unos días más.
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