Las almendras guardan mucho el calor y has de tener cuidado con la temperatura. No las hagas con el fuego fuerte porque puedes quemarlas fácilmente.
A mi me gusta hacerlas en la sartén, y uso las almendras con la piel, con muy poco aceite de oliva v.e., lo suficiente para que, cuando empiecen a estar listas me avisen con su chisporreo.
Importante un fuego medio no muy alto para que no se quemen pero tampoco flojo porque necesitan coger calor para que se doren por igual todas ellas.
No dejes de removerlas con una cuchara de madera, mientras se van calentando e impregnando del aceite que las ayuda a que cojan el calor uniformemente.
Sácalas de la sartén, y vuélcalas en un bol y que se enfríen mientras las revuelves con un puñado de sal.
La sal ayuda a que absorban la humedad y el poco aceite que les queda en la superficie.
Cuando estén completamente frías podrás guardarlas en un tarro de cristal
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