He dejado un rato reposar los tres ingredientes en el cazo, para que el limón se empape del agua azucarada.
En otro rato, al volver a la cocina, lo he llevado a ebullición para consumir el liquido y el azúcar se quede blanca de nuevo, evitando que llegue a caramerlizarse.
Y listo para adornar o enriquecer los platos o las recetas.
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